Recordamos a Ricardo Carrere

El pasado 16 de agosto de 2011, a la edad de 68 años, Ricardo Carrere, ingresó a la historia
como un ícono del movimiento socioambiental de Uruguay y del mundo globalizado.

Apareció en el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo (CIEDUR) al final de
la dictadura militar, en el marco de un amplio proyecto de la institución para promover y
facilitar la repatriación de intelectuales desde el exilio. Venía desde Londres donde había
sobrevivido los últimos años trabajando como bibliotecario de la sede de Amnistía
Internacional, pero ya traía una cargada mochila de vivencias que le fueron configurando su
marcada personalidad que le conocimos a lo largo de toda su vida.

Unos años antes había realizado estudios en el Sur de Francia, en la Escuela Nacional de
Ingenieros de Trabajos de Aguas y Bosques (École Nationale des Ingénieurs de Travaux des
Eaux et des Forêts), continuando su formación original de técnico forestal -egresado en 1966
de la Escuela de Silvicultura de Maldonado (Uruguay).

Sus inquietudes sociales y políticas se expresaron desde muy joven, contrastando con una
educación elitista que había recibido en uno de los colegios más exclusivos de Montevideo. Su
integración a la militancia radical la pagó con el alto costo de siete años de cárcel, y el
desarraigo del exilio posterior. Esta experiencia traumática consolidó un perfil que lo había de
caracterizar a lo largo de su vida, un profundo humanismo y un compromiso radical con sus
ideas, expresado también en su forma de vida, simple, austera, y de bajo perfil. Su asociación a
la inseparable bicicleta –su medio rutinario de transporte- lo caracterizó para siempre.

En CIEDUR –luego de un pasaje inicial como bibliotecario- se integró a un equipo que estaba
realizando un amplio proyecto de investigación sobre el tema emergente de la forestación
cultivada. Ahí descubrió sus dos pasiones que lo ocuparían el resto de su vida: la biodiversidad
del monte nativo, y la lucha contra las plantaciones forestales industriales que destruyen los
ambientes naturales y el hábitat de pueblos enteros en todo el planeta.

En el ámbito de ese proyecto de CIEDUR realizó un conjunto de trabajos originales sobre el
monte nativo de Uruguay iniciando su largo camino de trabajos de investigación y difusión en
el tema, actividad en la que perduró hasta su último respiro i. Desde 1997 las mismas se
continuaron con la formación y su liderazgo en el Grupo Guayubira (www.guayubira.org.uy),
ONG uruguaya que agrupa a personas y organizaciones preocupadas por la conservación del
monte indígena y por los impactos socioeconómicos y ambientales del actual modelo de
desarrollo forestal..

Simultáneamente, su inquietud intelectual lo integró a la temprana reflexión en curso de la
investigación sobre las perspectivas e impactos naturales y sociales de las plantaciones
forestales con monocultivos, que se estaban iniciando en Uruguay y en algunas regiones de
América del Sur. Ahí redactó un texto pionero de la evolución posterior que veríamos en
Uruguay, y luego en forma generalizada en otras regiones del Tercer Mundo: Carrere,

Ricardo. 1992. Geopolítica forestal y desarrollo sostenible. Una visión de conjunto y el
caso de Uruguay. (CIEDUR, Serie Investigaciones Nº 95, 24 p.)

Su visión madura ya se trasluce en otro trabajo pionero, compartido con Larry Lohmann ii,
Pulping the South, publicado en 1996, donde los autores hacen un exaustivo análisis del
proceso de relocalización de la industria de celulosa que estaba en curso, desde los países
centrales al Tercer Mundo, con la producción ahora basada en plantaciones industriales de
monocultivos de árboles, principalmente eucaliptus, invadiendo enormes superficies de
ecosistemas nativos.

Luego de un pasaje por el Instituto del Tercer Mundo (ITEM), donde se vincula al Movimiento
Mundial por los Bosques Tropicales (WRM, por su sigla en inglés, www.wrm.org.uy), pasa a
ser su coordinador internacional desde 1996 hasta hacía pocos meses, cuando se había
jubilado. El WRM es una organización internacional, fundada en 1986, que trabaja en la
conservación de los bosques húmedos tropicales, y que lucha en defensa de los derechos de
las comunidades locales sobre los bosques y sus territorios.

Su nueva función lo obligó a viajar y relacionarse con numerosas comunidades de Asia,
Africa, y de regiones tropicales de América del Sur, donde conoció de primera mano a esos
pueblos y sus condiciones de vida. También participar en encuentros, congresos, y cumbres
mundiales alternativas, donde se volvió un protagonista permanente en la denuncia de todas las
formas de destrucción del hábitat del bosque tropical, y el medio ambiente de comunidades
ancestrales, condenándolas a la exclusión y la pobreza. Incansablemente argumentó
evidenciando los impactos ambientales y sociales de los emprendimientos destructivos del
bosque tropical, fueran la tala comercial, la expansión de las plantaciones forestales
industriales, nuevas represas, minería, cultivos de camarones, expansión de cultivos de soja;
contra los servicios de certificación que exoneraban a las plantaciones de su responsabilidad
social y ambiental, el mercado de carbono, y otras formas de legitimar la destrucción de la
naturaleza y el despojo a los pueblos originarios del derecho a su hábitat.

En Uruguay, desde Guayubira, enfrentó desde los años noventa la expansión del modelo de
desarrollo que implicaban las plantaciones de monocultivos forestales llevadas a cabo por
grandes corporaciones internacionales, por sus efectos ambientales, sociales, y económicos.
Publicó múltiples trabajos y participó en todos los debates y foros donde le fue posible, aún
con audiencias muy poco receptivas a su mensaje, donde siempre mantuvo su característica
capacidad de diálogo, claridad y buenas costumbres democráticas, aunado a una gran firmeza y
coherencia en la defensa de sus ideas.

En un mundo donde los líderes modifican sus posiciones y enfoques radicalmente, sin
necesidad de justificar su incoherencia continua y oportunismo, donde los intereses y derechos
difusos de los ciudadanos y de los pobres son invisibilizados permanente, donde la naturaleza
se condiciona permanentemente al mercado y a las necesidades del capital, donde el consumo

es el motor de la economía y la sociedad, figuras como las de Ricardo Carrere se vuelven un
paladín de la acción socioambiental y la justicia social, que nos orienta y enorgullece.

(CIEDUR y Red de ONGs Ambientalistas de Uruguay)

i

CARRERE, Ricardo. El bosque natural uruguayo: caracterización general y estudios de caso. 1990.
CIEDUR, Serie INVESTIGACIONES Nº72, 109p.; El bosque natural uruguayo: sus funciones
ambientales. 1990. CIEDUR, Serie INVESTIGACIONES Nº77, 28p.; El bosque natural uruguayo:
inventario y evolución del recurso. 1990. CIEDUR, Serie INVESTIGACIONES Nº78, 89 p.; El bosque
natural uruguayo: utilización tradicional y usos alternativos. 1990. CIEDUR, Serie
INVESTIGACIONES Nº 79, 95p.; El bosque natural uruguayo: entrevistas a los técnicos. 1990.
CIEDUR, Serie DOCUMENTOS DE TRABAJO Nº 71, 78 p.

ii

Carrere, R.; Lohmann, L. 1996. Pulping the South. Zed Books y World Rainforest Movement. 282 p.