Refugios de vida silvestre: “Juntos y comprometidos con la conservación”
Hasta el presente, el hecho de que la mayor parte de la tierra en nuestro país esté en manos privadas se vio no como una limitante, pero sí como una desventaja para la conservación de la naturaleza. Esta realidad hace que casi la totalidad de las praderas naturales, montes, bañados, sierras, y áreas costeras con su flora y fauna estén fuera de los predios estatales. Buscando una forma de innovar, Vida Silvestre ha iniciado un nuevo programa para incentivar la conservación de la naturaleza en el sector privado: La Certificación de Refugios de vida silvestre.
El objetivo es apoyar el desarrollo de una red de áreas naturales protegidas privadas, donde puedan ser protegidos los componentes bióticos y abióticos de los ecosistemas del Uruguay.
Los refugios, de muy distinta superficie, protegerán muchas especies que no están representadas dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). Éstos buscan constituir un gran aporte a la conservación del patrimonio natural del país, que en conjunto con un manejo profesionalizado de los predios podrá permitir mantener actividades económicas que no perjudiquen la integridad o los objetivos particulares de las mismas.
VS se compromete a dar asesoramiento en el manejo de la superficie certificada como “Refugio de vida silvestre”, incluyendo recomendaciones sobre posibilidades de uso turístico, cartelería y folletería.
La red ya ha comenzado a tejerse, porque ya se ha firmado el convenio con dos establecimientos: uno es “La Cañada SA” de Cecilia Camacho, que ha certificado 477 hás de monte de parque en el Departamento de Río Negro y el otro es “La Barra Grande” de Mario Alberto Servetto, en el Dpto. de Rocha, con entrada sobre el Km 248,5 de la ruta 9, que ha certificado 6 has de Monte de Ombúes.
Sabemos que hay muchos propietarios de campos con alto valor para la conservación y desde aquí los invitamos a unirse a VS, y agradecemos a los dueños de los predios que ya han sido certificados en este emprendimiento, en el que ambas partes creen que la conservación de la naturaleza es algo que puede y debe hacerse.