Una obra arquitectónica emblemática en un hermoso y frágil escenario natural.
Vida Silvestre participó en la reinaguración del Ventorrillo de la Buena Vista. La obra emblemática de Villa Serrana y uno de los íconos de la arquitectura contemporánea, reabrió sus puertas después de casi tres décadas de abandono.
El Ventorrillo de la Buena Vista es un parador ubicado en Villa Serrana, pequeña población turística creada por el arquitecto Julio Villamajó en 1945. Luego de casi tres décadas desde su abandono, se realizó un plan de recuperación a través de un convenio entre el Ministerio de Turismo y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La villa constituyó uno de los primeros emprendimientos turísticos del país, con un proyecto que relacionaba arquitectura con medio ambiente. El emprendimiento quedó inconcluso debido a la muerte de su creador en 1948, pero lograron concretarse sus principales obras: el Mesón de las Cañas y el Ventorrillo de la Buena Vista.
En su reinauguración, los arquitectos responsables de la obra explicaron que hubo que desarmarlo por completo y volver a levantarlo palo por palo y piedra por piedra sin alterar su estructura original. A partir de ahora, funcionará en un régimen de concesión aun operador privado y brindará servicio de restaurante en base a platos autóctonos, en los que la base son: la carne de cordero y jabalí y además cuenta con cinco habitaciones para hospedaje, que también debieron ser totalmente refaccionadas.
Se ha proyectado un cronograma de mejoras para Villa Serrana, que incluyen la instalación de nueva cartelería, la recuperación también del Mesón de las Cañas y la bituminizacion de las calles internas.
La intendenta de Lavalleja, Adriana Peña, anunció que luego de haber logrado un acuerdo con la empresa Villa Serrana S.A. para la parquización del lago, donde se construyó una batería de baños, juegos infantiles, mesas y bancos, en breve se comenzará con el trabajo de pavimentación de 10 kilómetros de caminería de acceso a la Villa Serrana.
Estas inversiones permitirán la recuperación de elementos históricos y servicios al turismo, que permitirán ampliar el flujo de visitantes. No obstante el crecimiento de la propia Villa y otros proyectos en la zona hacen que se esté sometiendo la zona a un aumento significativo en la presión antrópica sobre el ambiente. Invitamos a las autoridades a estar atentos a los temas urbanísticos para no dañar el principal capital de la región, que es el incomparable paisaje natural serrano, al cual Villamajó procuró integrar su obra.