Valoración de la naturaleza e iconografía numismática en nuestra América
Por Enrique M. González
Diversas naciones han mostrado y muestran distintas actitudes hacia la naturaleza y en particular hacia las especies de plantas y animales que pueblan su territorio. Hay pueblos indígenas que aprovechan la fauna y la flora como un recurso sustentable, hay quienes la respetan y hay quienes la avasallan.
Opinamos que, lamentablemente, nuestro pueblo, el uruguayo, es de los que avasallan la naturaleza. La actitud de nuestra gente, y por lo tanto de su reflejo institucionalizado no ayuda, en general, a la fauna y la flora a sobrevivir. Si lo hacen es porque buena parte del país se ha dedicado tradicionalmente a la ganadería extensiva y porque los ecosistemas y dentro de ellos las “metapoblaciones” de algunas especies, son resilientes, es decir, capaces, en ocasiones, de recuperarse de diversos impactos recibidos, muchos de ellos en la actualidad de origen humano. Esto se percibe en la actitud del aparato policial y judicial: para la mayor parte de jueces y policías, cazar es parte de las actividades que con todo derecho ejercen los ciudadanos a su albedrío, cuando tenemos una “Ley de Fauna” que prohíbe la captura, transporte, tenencia y comercialización de todos los vertebrados autóctonos (anfibios, reptiles, aves y mamíferos terrestres) con escasas excepciones.
En Uruguay la fauna no es considerada socialmente un recurso. No se la valora, poco se la conoce y en los hechos casi no se la protege. En 1992 el autor alemán Dietrich analizó la situación de la fauna en nuestro país y dijo “no existe un concepto nacional y político que integre la conservación y el aprovechamiento de la fauna sobre la base de legislación moderna, ni hay una percepción de los animales silvestres como un recurso natural o un aspecto productivo de la actividad agropecuaria, y no existe un cuerpo administrativo a nivel público eficiente y organizado que cuente con personal capacitado y recursos materiales. Las diversas alternativas de uso de la fauna son prácticamente desconocidas, y existe asimismo un grave déficit en la investigación y la educación al respecto”.(1) En esa frase condensó el estado actual del tema fauna en Uruguay.
La iconografía nacional.
Cada país plasma en sus símbolos, monumentos, en su pintura patriótica y en las imágenes en general que ayudan a conformar y cimentar la imagen nacional, los principales valores y destaques que ofrece su historia y su geografía. Así aparecen en los cuadros, en monedas y billetes, en emblemas, logotipos y símbolos las figuras de héroes, caudillos y políticos, personajes de la cultura, lugares de la geografía, como edificios, monumentos, montañas y cataratas, o especies de la fauna y la flora. Cada nación exhibe, de esa manera, para los demás y para sí misma, cuáles son los valores que la embanderan. Nuestro país, teniendo una rica historia cívica y cerca de dos siglos de vida independiente, cuenta con multitud de ciudadanos ilustres, comenzando por el prócer nacional, que han sido objeto de destaque en nuestra numismática a lo largo de la historia.
Un importante ejemplo es el de Brasil, que ya cuenta con imágenes de fauna en su moneda. Otros países de nuestro continente, como Surinam y la República Cooperativa de Guyana, cuentan con una vida independiente de apenas pocas décadas y su historia nacional no es tan generosa en figuras. ¿Hacia dónde se ha volcado la numismática de estos jóvenes países? Hacia su rica fauna y flora. En la figura adjunta se muestran algunos diseños de los billetes de esos países. Su naturaleza y su sensibilidad hacia la misma alcanzan estado público en expresiones como monedas y billetes, las cuales constituyen representaciones sociales de valor.
Es de destacar la importancia y trascendencia de que Uruguay haya decidido ilustrar sus monedas con especies de la fauna indígena. Siguiendo el rumbo país que pretende indicar el slogan “Uruguay Natural”, creemos que es posible que los orientales aprendamos a convivir con nuestros bichos. Es de esperar que este gesto constituya un aporte a la creación de conciencia sobre la importancia de conservar y utilizar racionalmente la diversidad biológica, y represente un paso más para que la fauna logre sobrevivir, además de en las monedas, en los campos, los montes, las serranías, los bañados, los arroyos y los ríos a lo largo y ancho de nuestra hermosa geografía.
(1) Dietrich, U. 1992 Situation und Perspektiven von Naturschutz und Wildnutzung in Uruguay. Zeitschrift für Jagdwissenschaft, 38(1):42-54.
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